Contaminación, medioambiente, sostenibilidad, eficiencia energética, energías renovables, reciclaje… todos estos términos y algunos más, son sinónimo de preocupación por tener un mundo mejor. Cuidar de nuestro entorno y hacerlo más agradable para todos es misión particular de cada individuo. Evitar la contaminación dentro de lo posible, cuidar del medioambiente llevando a cabo prácticas sostenibles, procurar la eficiencia energética utilizando energías renovables y reciclando, entre otras acciones, implican compromiso y calidad de vida al mismo tiempo.
Puesto que hemos tardado siglos, por no decir milenios, en darnos cuenta de que el planeta vale mucho más que nuestra huella de carbono, todas estas prácticas, tardaran un tiempo equivalente en dar su fruto. Por mucho que la Agenda 2030 o 2050, nos marquen un camino incierto en la senda de la biodiversidad que nos lleve a un mundo mejor, más verde y sostenible. Para más de uno, a buen seguro que estas pautas, de los Gobiernos, son más una utopía que una realidad plausible. En cualquier caso, acuñamos términos cargados de fuerza para el desempeño sostenible y en gran medida, tomamos nota y lo llevamos a la práctica. Aunque en otra gran medida, no entendemos muy bien de que va el asunto, pero acatamos y ejecutamos, por si sirve de algo.
Una de las cuestiones que más nos trae de cabeza es la relativa a los plásticos. Este material tan versátil y polivalente, puede ser reciclado, por lo tanto, puede reciclarse. También puede ser biodegradable y hasta compostable (aunque esto, plástico lo que se dice plástico, no es). En cualquier caso, cada uno de estos términos tiene una aplicación concreta, por lo que nos hemos acercado a Bioplásticos Alhambra como expertos en plásticos, pioneros en innovación sobre materiales reciclados y compostables, para conocer algo más al respecto de estos conceptos y sus diferencias.
Los plásticos y sus tipos
Hace unos años, todo era más sencillo. El plástico era plástico y tenía infinidad de posibilidades. Ahora nos encontramos con que existen tres tipos de plástico: el reciclable, el biodegradable y el compostable. Siendo así, resulta fundamental que sepamos lo que significa cada uno de estos términos, distinguirlos y conocer cuáles son las diferencias que hacen necesario que cada uno de ellos, se gestione de forma adecuada en lo que a nivel residuos, respecta.
El primero de ellos, el plástico reciclable. Como concepto general y sabido por todos, podemos decir (más bien recordar) que todos los plásticos son reciclables. De hecho, estos materiales se clasifican en realidad en siete categorías diferentes, a través de una serie de números inscritos en un triángulo indicador de reciclaje. Esta numeración, se utiliza a nivel internacional con la finalidad de poder diferenciar y separar de forma correcta los diferentes residuos proclives al reciclaje.
No obstante, existen muchos tipos de plástico y envases que se fabrican mezclando diferentes tipos de plástico. Lo que nos deja una clasificación que recoge los seis tipos de plástico más utilizados y deja un séptimo lugar para los determinados como “otros”. De hecho, el PLA, como material compostable, se incluye en este último grupo. Esta numeración sirve para saber de qué tipo de plástico se trata a la hora de destinarlo a un sistema de reciclaje organizado.
A razón de esto, surge la pregunta ¿por qué se reciclan tan pocos plásticos? Pues porque existen unos cuantos inconvenientes sobre el reciclaje que debemos conocer:
- Se mezclan diferentes materiales que dificultan la adecuada separación, no solo entre tipos de plástico, también entre materiales como el aluminio o el cartón.
- Cada proceso de reciclado, conlleva reducción de la calidad del material. Por lo tanto, aunque nos digan lo contrario, el ciclo de vida del reciclaje, no es eterno.
- En realidad es más económico fabricar productos con materiales plásticos nuevos que utilizar el reciclado.
- Existen muchos productos con reciclabilidad limitada como el pequeño tamaño, las manchas, envases multicapa…
Ciertamente podemos decir que los plásticos son reciclables aunque se reciclan alrededor del treinta por cien de los envases que salen del contenedor amarillo. Esto nos dice que queda un largo, muy largo, camino para llegar a una correcta reciclabilidad de los productos derivados del plástico.
A razón de esto, maticemos que reciclable y reciclado, no significa lo mismo. Se considera reciclable a todo material que permite su reutilización en la fabricación de otro producto. Lo que viene a ser que, tiene potencial para ser reciclado. El reciclado es un material ya utilizado en el pasado con el mismo fin u otro diferente.
Pasamos a otro tipo de plástico, el biodegradable. Estos son aquellos plásticos capaces de degradarse mediante la acción de microorganismos presentes en el medio ambiente. No obstante, dichos microorganismos, difieren del entorno de biodegradación en el que se encuentre el material.
Por otro lado, en muchas ocasiones, el mensaje de biodegradable, se coloca sin poseer certificación alguna. Al final, todos los materiales se acaban biodegradando, aunque para ello pasen miles de años. A consecuencia de esto, desde Bruselas, se ha introducido una nueva ley que establece que los productos no han de ser etiquetados como tal, ya que puede generar dudas en el consumidor.
Como medida para evitar este problema, TUV Austria realiza una certificación capaz de especificar el entorno de biodegradación adecuado mediante sus sellos. Con esta acción, se pretende evitar la comunicación engañosa. Los sellos en cuestión son:
- Ok Biodegradable Marine: puede degradarse en el mar.
- Ok Biodegradable Soil: beneficiosos para los productos agrícolas pues se descomponen in situ.
- Ok Biodegradable Water: certifica su degradación en agua dulce aunque no garantiza que se degrade en el mar.
El último de los tipos de plástico es el compostable. Esta categoría alude a los materiales que se degradan convirtiéndose en abono, CO2 y agua, mediante la acción de los microorganismos que se encuentran presentes en el medio ambiente. La diferencia entre un plástico biodegradable y otro compostable (no, no es lo mismo), reside en que los primeros, se degradan en entornos de medio ambiente como el agua, dulce o salada y la tierra. Los compostables, generan compost y se degradan en plantas de compostaje industrial o composteras de jardín. Como los biodegradables, los compostables cuentan con certificación Ok Compost por TUV Austria.
La solución más acertada
A nivel empresarial, la solución por la que deben apostar las diferentes empresas, será en definitiva, la que proporcione mayor utilidad y el entorno en el que se utilice el producto. Estos factores, determinaran cuál de las opciones es la más adecuada. Por ejemplo., para un producto que se vaya a utilizar en un entorno marino, como las redes de plástico, lo ideal es utilizar un producto biodegradable en el agua salada.
Si nos pasamos a la agricultura, sucede lo mismo con el film. Si se utiliza el adecuado, no es necesario retirarlos pasado el tiempo correspondiente. En el caso de los compostables, son de gran utilidad para los productos que están en contacto con otro tipo de residuos de carácter orgánico. Estos materiales deben depositarse en el contenedor marrón, como por ejemplo, las cápsulas de café, las bolsas de basura orgánica, los envases de productos frescos… De esta manera, es posible echar los residuos de los alimentos y sus envases al mismo contenedor.
En última instancia, la disponibilidad de los materiales, afectará a la elección del material sostenible a utilizar, puesto que muchas de estas soluciones sostenibles, no son tan accesibles como nos hacen creer. En algunos casos no han sido ni siquiera, concebidas para sustituir el plástico a nivel industrial.
Dado que el reciclaje presenta numerosas dificultades y los materiales biodegradables que cumplen con los requisitos necesarios, son difíciles de encontrar, algunas empresas han desarrollado grados de bioplástico compostable tanto a nivel industrial como en compostera de jardín. Para muchos la mejor manera de logar que la producción en serie a nivel industrial deje de considerarse una utopía y las empresas, puedan llevar a cabo una producción más sostenible.
Si nos paramos a pensar y tenemos en cuenta todo lo expuesto, no podemos dejar de cuestionarnos ciertos aspectos sobre la sostenibilidad de materiales como el plástico. A decir verdad, surgen las dudas y preguntas sobre todo lo relacionado con la sostenibilidad en general y el cuidado del medio ambiente. Aunque es cierto que muchas empresas trabajan en mejorar los materiales para que sean menos dañinos con el medio ambiente, la realidad es que no todo resulta tan idílico.
Ni en cuestiones de reciclaje, ni de sostenibilidad, ni de eficiencia energética. Resulta que al final, lo cierto es que para reciclar se genera más gasto que para fabricar algo nuevo. Lo biodegradable siempre es biodegradable, aunque tarde siglos en descomponerse. Lo compostable parece lo más acertado, pero ¿es realmente así? Por otro lado, se nos hace creer que está en las manos de todos, hacer del mundo un lugar mejor gracias al reciclaje, cuando la realidad, nos indica que por mucho que separemos los residuos, la separación no es suficiente, ni adecuada ni conlleva una gran mejora a nivel medioambiental.
Definitivamente, lo único que parece plausible, es tratar de realizar un consumo responsable de todos los recursos, naturales o creados por el ser humano, maximizar las existencias y minimizar el mal uso de los mismos. Todo lo demás, parecen utopías difíciles de alcanzar.