Las naranjas combaten los resfriados.

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Dice la web Boris Internacional Medical Clinic que las frutas cítricas son un buen remedio natural para prevenir los resfriados y la gripe, y para combatir sus efectos. De entre ellos, destaca el pomelo y la naranja, por su alto contenido en vitamina C.

Aunque no existe consenso absoluto en la comunidad médica respecto a que la vitamina C combata los procesos gripales, varios estudios señalan que las personas que consumen diariamente frutas cítricas como la naranja, la mandarina o el pomelo, tienen un 50% menos de probabilidades de padecer resfriados. En el caso de que los contraigan, son menos virulentos.

El Premio Nobel de Química, Linus Pauling, ya publicó en los años 70 un ensayo en el que argumentaba la importancia de la vitamina C en la prevención de constipados. Esta vitamina tiene un fuerte poder antioxidante.

Médicos y nutricionistas destacan lo importante que es consumirla por medio de fruta fresca. Los productores de Cítricos Ciscaret, un grupo de agricultores del Valle de Corbera (Valencia), que han dado el salto a comercializar sus naranjas por internet, nos advierten que la fruta va perdiendo propiedades con el tiempo. Por eso, lo ideal, sería llevarla directamente del árbol a nuestra mesa.

Esto entra en contradicción con algunas prácticas que se dan habitualmente en el mercado. Como el hecho de cosechar la fruta cuando está verde y esperar a que madure en cámara. O importarla de países lejanos porque sale más económica. Sometiendo a la fruta a largos trayectos de transporte.

Aunque nos cueste un poco más al bolsillo, consumir naranjas de temporada y de proximidad nos resultará más beneficioso para la salud y más gustoso para el paladar.

Además de reforzar nuestras defensas de cara a ciertas infecciones víricas, las naranjas tienen innumerables beneficios para la salud.

Otros beneficios de las naranjas.

Según señalan algunos nutricionistas, comer dos naranjas al día aporta los valores nutricionales que necesita una persona adulta de peso medio. Además de vitamina C, las naranjas nos aportan fibra y contiene folatos y flavonoides como hesperidina, naringina, narirutina, tangeretina y nobiletina que contribuyen a la regeneración de las membranas que separan las células de nuestro organismo.

Estos son algunos de los beneficios que nos aportan a la salud:

  1. Fuente de Vitamina C: Las naranjas son ricas en vitamina C, fortaleciendo el sistema inmunológico y contribuyendo a mejorar la salud de la piel.
  2. Antioxidantes naturales: Contienen antioxidantes que ayudan a combatir el daño causado por los radicales libres, protegiendo las células y previniendo enfermedades crónicas.
  3. Fibra digestiva: La fibra presente en las naranjas favorece la digestión, mejora la salud intestinal y ayuda a controlar los niveles de azúcar en la sangre.
  4. Hidratación natural: Su alto contenido de agua contribuye a mantener una adecuada hidratación, esencial para el buen funcionamiento de los órganos y la piel.
  5. Baja en calorías: Son una opción baja en calorías, pero satisfactoria. Ideal para quienes buscan mantener un peso saludable.
  6. Colabora en el control de la presión arterial: La presencia de potasio en las naranjas contribuye a regular la presión arterial y a mantener la salud cardiovascular.
  7. Promueve la salud ocular: La vitamina A y otros antioxidantes presentes en las naranjas son beneficiosos para la salud ocular, reduciendo el riesgo de enfermedades como la degeneración macular.
  8. Estimula la producción de colágeno: La vitamina C favorece la producción de colágeno, vital para una piel firme y radiante, ayudando a prevenir arrugas y líneas de expresión.
  9. Control del colesterol: La fibra soluble en las naranjas puede ayudar a reducir los niveles de colesterol LDL, promoviendo la salud cardiovascular.
  10. Propiedades antiinflamatorias: Compuestos como los flavonoides presentes en las naranjas tienen propiedades antiinflamatorias, beneficiosas para la salud en general.

¿La naranja en fruta o en zumo?

Esta es una pregunta que nos formulamos muchos consumidores, pero ante la cual existe una cierta unanimidad en cuanto a dietistas y nutricionistas.

Sin que con esto queramos decir que consumir zumo de naranja sea malo, lo cierto es que si comemos las naranjas de forma natural, en su pieza de fruta, asimilaremos mejor sus nutrientes.

Al masticar y digerir los gajos de naranja, se ralentiza la absorción de hidratos de carbono y el cuerpo libera de forma progresiva la vitamina C. Haciendo un aprovechamiento más eficiente de la misma. La fruta de la naranja, además, es rica en fibra, lo cual favorece el tracto intestinal.

Lo que sucede cuando exprimimos zumo de naranja, es que los azúcares de la fruta se separan de la fibra, entrando de forma más directa al torrente sanguíneo, lo cual puede aumentar la resistencia a la insulina y la concentración de ácidos grasos en el hígado.

Al beber zumo, en lugar de comer la pieza de fruta, tenemos una menor sensación de saciado. Por lo que el zumo es probable que nos abra el apetito, haciéndonos comer más alimentos de los que necesitamos. Por otro lado, por el proceso de asimilación de los azúcares del zumo, estos tienen más probabilidades de almacenarse en la grasa corporal, en lugar de ser administrados directamente a las células.

Esto se debe a que nos son extraídos por el aparato digestivo, si no que el azúcar del zumo viene separado previamente por una acción externa. Nuestro cuerpo lo concibe como azúcar concentrado y, por tanto, lo gestiona como tal. Esto sucede igual, aunque hayamos bebido el zumo de naranja exprimido con la pulpa. La separación de las partículas viene dada de antemano.

Los azúcares son nutrientes esenciales para el funcionamiento del cuerpo. Aportan la energía que las células necesitan para funcionar. El problema radica en la forma en la que el cuerpo la metaboliza.

Al comer una pieza de fruta como la naranja, el cuerpo asimila azúcares naturales intrínsecos. Aquellos que se encuentran en la matriz celular del alimento y que son desgranados por el proceso de masticado y digestión. Al beber zumo, aunque sean natural, la fructosa de la fruta se presenta como azúcares libres y el cuerpo tiende a almacenarnos en las reservas.

La polémica del zumo de naranja en el desayuno.

Durante mucho tiempo se ha concebido el zumo de naranja recién exprimido como un alimento indispensable en un desayuno completo.

Hay quienes piensan que la mejor forma de tomar naranja es beberla en zumo y en ayunas. Es como un chute de energía y vitaminas directamente al cuerpo. Sin embargo, un artículo de salud publicado en el periódico El Mundo afirma que tomar zumo de naranja en el desayuno puede ser una de las peores elecciones que podemos hacer para empezar el día.

En los últimos años, se ha creado una polémica respecto a esta cuestión. La razón se basa en todo lo que hemos visto en al apartado anterior. Al beber zumo de naranja estamos entrando directamente azúcar a la sangre. Esto hace que empecemos el día con un nivel de glucemia bastante alto. Obligando a nuestra insulina, la hormona encargada de regular el nivel de azúcar en sangre, a realizar una actividad excesiva a contra-reloj. Esta actividad desenfrenada genera efectos inflamatorios en el cuerpo, especialmente si no desempeñamos un trabajo físico.

Otra de las razones de esta polémica es que un vaso de zumo de naranja está compuesto por el jugo de 4 o 5 naranjas exprimidas. Por lo que en una sola ración estamos tomando el doble de azúcares de los que necesita nuestro cuerpo.

Hay quien puede pensar que este debate es una campaña publicitaria para desprestigiar el consumo de naranjas. Nada más lejos de la realidad. Lo que los expertos están haciendo con ello es animarnos a consumirla de otra manera.

Naranjas en las ensaladas. Una forma interesante de comerlas.

Incorporar gajos de naranja en una ensalada elaborada con queso fresco, tomates Cherry y rúcula, todo ello aliñado con una vinagreta ligera, es una forma interesante y divertida de aportar vitaminas y antioxidantes a nuestro cuerpo.

En este caso, las naranjas le dan un toque de frescor y dulzura que contrasta con el amargor de la rúcula. Si además, las naranjas son ligeramente ácidas, aportan matices de sabor bastante curiosos.

Este tipo de ensaladas, tomadas como primer plato, producen el efecto de abrirnos el apetito. Preparando a nuestro sistema digestivo para la ingestión del segundo plato, por lo general, más contundente. Aportándonos proteínas por medio de raciones de carne o pescado, que pueden ir acompañadas de hidratos de carbono. De esta manera, utilizamos las naranjas para complementar una dieta sana y equilibrada.

Hay quien se aburre de tomar siempre la naranja como pieza de fruta para terminar las comidas. Lo cierto es que la naranja es una fruta versátil que acepta diferentes usos.

Podemos combinarla perfectamente con mojama de atún. Sobre una base de finas lonchas de mojama, esparcimos gajos de naranjas cortados en trozos y colocamos cebolletas cortadas en aros y almendra picada, En un extremo del plato ponemos unas hojas de lechuga. Podemos aderezar el plato con una vinagreta elaborada con zumo de naranja, vinagre de Módena y un chorro de aceite de oliva virgen.

Además de estar riquísima, la naranja es una fuente para reforzar nuestras defensas durante todo el año.

 

 

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