Es probable que no descubramos nada nuevo si os decimos que, en nuestro país, una de las bebidas de referencia es la cerveza. Se trata de una de las apuestas fijas en nuestros momentos de ocio. Tenemos una en la mano cuando vemos un partido de fútbol, cuando salimos a tomar algo por ahí, cuando damos un paseo… Y es que una cerveza nunca sobra cuando tenemos algo de tiempo para disfrutar con los nuestros. Hablamos de una de las bebidas más consumidas ya no solo en España, sino también en el mundo entero.
Sí que descubriremos algo si os decimos que el momento del año más apto para el consumo de cerveza, el Oktoberfest, se ha venido caracterizando en los últimos años por un aumento en el número de gente que lo disfruta disfrazándose. En las cuentas de La Tienda de los Disfraces, que cuenta con uno de los catálogos más grandes de disfraces, se aprecia esta subida, y es que durante el otoño la venta no la monopoliza Halloween, sino que ha empezado a ser un escenario compartido entre la fiesta del terror y la del Oktoberfest. ¿Los disfraces preferidos por la gente? Los de beer man, los de mujer bávara o los de tirolesa.
Es lógico que en España sea cada vez más común la celebración de una fiesta como es el Oktoberfest. No en vano, somos el segundo país más bebedor de cerveza del mundo con un total de 417 cervezas por habitante y año según indica una información del Diario de Sevilla. El único país que nos supera es la República Checa, un clásico en estas lides, que cuenta con 468 cervezas por habitante y año como principal dato de consumo. Superar a un país realmente cervecero como lo es Alemania (411 cervezas por habitante al año) ofrece una perspectiva de la importancia de esta bebida en España.
En la web cronista.com también se indica en qué ciudades de nuestro país se celebró el Oktoberfest el año pasado. Se apuntaba que Madrid, Barcelona o Gijón ya habían hecho de esta fiesta una auténtica tradición, pero que esa fiesta se está trasladando a Zaragoza, Alicante, Logroño, Girona, Granada, Sevilla, Bilbao, Toledo, Tarragona, León… Como veis, la fiesta de la cerveza llega hasta lugares que poco tienen que ver entre sí y que ponen de manifiesto que pocas cosas hay más universales que la ‘beer’. Desde luego, no se puede negar la evidencia.
Un sector con cada vez más relevancia en la industria española
Que seamos el segundo país en materia de consumo de cerveza de todo el mundo también implica buenas noticias desde el punto de vista de la producción de esta bebida. Y es que las fábricas encargadas de la realización de esa actividad necesitan personal suficiente como para abarcar todo el trabajo que implica la demanda de la que se dispone en la actualidad. Eso genera una cantidad brutal de empleo directo y también indirecto (también hay que elaborar las máquinas que son necesarias para dichas fábricas). Hablamos, por tanto, de un sector de actividad muy importante para la economía de este país.
Además de a causa del consumo interno, también se ha incrementado la cantidad de producción de cerveza en España como consecuencia del aumento de la exportación. Cada vez son más zonas del mundo las que demandan un producto como este y elaborado en España. Beneficiarnos de ello es algo que, desde luego, debemos afrontar sin dudar. Y es que tenemos mucho recorrido como proveedor de cerveza a muchos países. Se trata de una oportunidad que nos puede colocar dentro de la élite europea encargada de la producción de esta bebida.
Que la hostelería goce de una popularidad tan importante es idóneo para que la cerveza sea considerada como una de las bebidas más típicas de una tierra como la nuestra. Cada día, son miles y miles de litros de cerveza los que se sirven en la barra de algún bar o restaurante en España. Lógico si tenemos en cuenta que somos el país del mundo con más bares por habitante. Estos lugares son idóneos para socializar y está claro que no hay una forma mejor de hacerlo que con una buena cerveza en la mano. Estaréis de acuerdo con nosotros, ¿verdad?
Hay mucha gente que suele comparar la cerveza con otro tipo de bebidas, como es el caso del vino. ¿Es realmente necesaria esta comparación? Nosotros no lo creemos porque consideramos que cada una de ellas es idónea según el momento y la persona que las consuma. Mientras funcionen los dos sectores, podemos darnos por satisfechos… y así es exactamente como nos sentimos. Ojalá que esta sensación se alargue todo lo posible en el tiempo. Será sinónimo de las mejores noticias posibles para nuestra economía… y para nuestra gente en general.